Daniel Brühl,
de padre alemán y madre catalana, nació en Barcelona, pero se crió en
Alemania. Aún así, todos sus veranos viajó a Cataluña. Esto le permite
hacer trabajos tanto en castellano, como en alemán e inglés. La película
que lo catapultó a la fama fue «Goodbye Lenin», por la cual ganó varios
premios. A pesar de que ahora radica en Berlín, no ha podido
deslindarse por completo de España; abrió hace un par de años un bar en
la capital teutona: El Raval. Tal es su fascinación por su ciudad natal y
su cultura que escribió «Un Día en Barcelona»
(Urano), una guía a través de lo que más ama de su ciudad. Ahora
presenta las versiones en castellano y catalán del mismo libro.
—¿Cómo se inspiró?
Me fui a Barcelona y me senté en el parque del Turó del Putget. Es una plaza que me gusta mucho.
—¿Ya había escrito antes?
De vez en cuando lo hago, ya de pequeño me gustaba. Quise escribir un libro personal y ligero, que no fuese muy pretencioso.
—¿A qué se refiere?
La gente quizás pueda pensar qué hace un actor escribiendo
un libro, no quise hablar demasiado de mí mismo, sino de la ciudad. Es
un libro sobre Barcelona.
—Habla bastante de usted en él.
Sí, es a través de mi familia, mis amigos e incluso de mí, que cuento sobre la ciudad.
—¿Cómo una técnica de escritura?
Efectivamente, un periodista chileno, Javier Cáceres, me
ayudó a escribir. Me dijo que mientras más personal, mejor, pues eso lo
haría más interesante.
—En las películas se esconde detrás de un personaje, aquí no hay dónde esconderse
No, no hay director, guionista ni nadie más a quién echarle la culpa de su fracaso, sería solo culpa mía.
—¿Nervioso?
Cuando hicimos la primera lectura en mi bar de Berlín estaba más nervioso que nunca. No tenía dónde esconderme.
—¿Y gustó?
Mucho, a mi familia y a mis amigos les gustó mucho.
—¿Y al resto?
También, ha sido muy bien recibido. Hay un lector que me
envió fotografías en cada uno de los lugares que menciono en el libro.
En Alemania hay mucha gente que no conoce Barcelona y yo hablo de
rincones muy especiales.
—Hablar de ellos quizás le quite lo especiales
Hay algunos sitios que no incluí porque no me gustaría verlos rodeados de autocares de alemanes.
—¿Cuáles?
Prefiero no mencionarlos.
—¿Por qué traducirlo al castellano y al catalán?
Quizás haya gente que quiera conocer su ciudad desde la perspectiva de alguien de fuera.
—¿Para cuándo uno sobre Berlín?
Por lo pronto tengo mucho trabajo como actor, quizás en un
año. También estoy planeando otro sobre España pero no puedo decir
todavía sobre qué es.
—Hay sitios que menciona que ya no existen o están por cerrar, como el Marsella.
Me enteré que el Paloma no existe, no sabía que cerrarán
el Marsella. Con la crisis, seguro cerrarán más. Si siguen cerrando
lugares con tanto carácter, la gente interesante ya no querrá venir a la
ciudad. Eso también está pasando en Berlín.
—¿Sí?
Sin su carácter, la ciudad se vuelve más un espectáculo
turístico. En Berlín quieren mover una parte del muro para edificar
pisos, es un escándalo.
—¿Por qué decide hablar de los toros en su libro?
Porque el tema tiene que ver con mi familia, mi abuelo fue
un gran aficionado. Cuando era pequeño no lo comprendía. Ahora entiendo
que no es una barbaridad sinsentido, pero tampoco soy fan. Es un tema
complejo.
—En efecto, más en Cataluña.
España es uno de los países más diversos de Europa, eso es
lo interesante de aquí. Barcelona no es solo una ciudad de sol, también
tiene muchas sombras, y eso me gusta.
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